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REVISTA TEG
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La capacidad de intermediación financiera del Banco Nación (BNA) se realiza de una manera más potente bajo administraciones que implementan políticas que estimulan la expansión en el mercado interno. Esto ocurre porque el BNA canaliza gran parte de ese crédito a través de sus reglamentaciones, cumpliendo así el mandato histórico –y el rol social– que dicta su Carta Orgánica. 

La asunción presidencial de Mauricio Macri en diciembre de 2015 clausuró una larga etapa de importante participación de los salarios en el PBI y descenso de la pobreza1 y se implementó un programa económico (devaluación, salida del cepo cambiario, suba de tarifas) que impactó de forma regresiva en la distribución del ingreso.2  

 

Estas medidas económicas, lejos de potenciar al banco, dieron lugar a quebrantos contables que redundaron en la caída nominal y relativa de los principales indicadores, poniendo en peligro las fuentes de trabajo en el BNA.

La ley de presupuesto 2018 implicó la quita de 20.000 
millones de pesos del capital social del banco.

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Los cuadros que acompañan este artículo son un reflejo de las consecuencias negativas de la desregulación y liberalización de los mercados cambiarios y financieros, promovidas por Cambiemos. El peor momento del banco coincide con el estallido y propagación de la crisis financiera en 2018. Las variaciones patrimoniales del 2018-2019 dan cuenta de ello. Cabe recordar que la ley de presupuesto 2018 implicó la quita de 20.000 millones de pesos del capital social del banco. A los cuales debemos sumarle los problemas de concentración crediticia, el aumento de la mora, el riesgo y la falta de liquidez.

Con la nueva administración, en el año 2020, se produjo el cambio de políticas de estímulos al mercado interno. El gobierno nacional ejecutó paquetes de estímulo fiscal para contener y morigerar los efectos recesivos del aislamiento preventivo por el estallido de la pandemia. La cual se sumó a la crisis económica heredada del gobierno de Macri 3.

 

La mayor parte de los ingresos provino de transferencias del gobierno central, seguido de los ingresos tributarios4. Estas transferencias dotaron de liquidez al banco con el objetivo de asistir financieramente a la ciudadanía en un contexto doblemente crítico. La necesidad de reactivar el rol social del Banco Nación redundó en la recuperación de la ganancia sobre activo y patrimonio, como se observa en el cuadro 4 y el gráfico 1.  
 

Las medidas económicas del gobierno de Mauricio Macri, lejos de potenciar al Banco Nación, dieron lugar a quebrantos contables que redundaron en la caída nominal y relativa de los principales indicadores, poniendo en peligro las fuentes de trabajo en el BNA 

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El neoliberalismo, sus intereses y su personal político

Las pruebas están a la vista, basta revisar los números de los estados contables durante la presidencia de Javier González Fraga para dar con las consecuencias de tan nefasto programa. Su personal político en la Argentina, antes Cambiemos ahora Juntos por el Cambio, quiere del Banco Nación sus fondos para repartirlos entre empresas aliadas de cotización internacional –en proceso de quiebra– para licuar y fugar capital.5
 
Recientemente, la presidenta de nuestro banco, Silvina Batakis, brindó una charla en el quincuagésimo congreso bancario el día 29 de junio. Allí confirmó lo que sospechábamos todos, el FMI le pidió la privatización del Banco Nación mientras estuvo a cargo del Ministerio de Economía.
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Esto confirma la vigencia de las intenciones del FMI respecto a la privatización de nuestro banco. Ya lo intentaron en 1998 a través del ex viceministro de economía, graduado de la Universidad de Chicago, Carlos Rodríguez, durante la presidencia de Carlos Menem: 7 
“Lo que les estoy diciendo es que el BNA es deuda externa. No esperemos una crisis para privatizarlo, porque no va a valer nada.”
8 (La Nación, 1998). 

Al organismo internacional no le será difícil encontrar candidatos que accedan a sus pedidos. De hecho, Javier Milei fue muy claro en su posición sobre lo que piensa hacer con el BNA una vez que sea presidente. En una entrevista radial con Alejandro Fantino, el candidato de La Libertad Avanza no tuvo problema en contar que utilizaría las Leliqs y los depósitos que están en el Banco Nación para liquidar el pasivo del BCRA. 9   

Bajo gestión neoliberal el banco vivió su peor desempeño en materia patrimonial (-4% en 2019), retracción de depósitos (12% en 2019), préstamos (19% en 2019) y una peligrosa caída de la rentabilidad (ROA: 0,36% y ROE: 3,40% en 2019).

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Siempre del lado Nación

 

En las próximas elecciones está en juego el futuro de la Argentina y, por consiguiente, del Banco Nación. De triunfar las versiones más radicalizadas de la derecha local (Juntos por el cambio o La libertad Avanza), nuestro banco correrá un gran riesgo en un contexto desfavorable en términos ideológicos para la banca pública. 

Lo dicen ellos, de manera clara y concisa, en cada oportunidad; en charlas, foros, coloquios, sin ningún tipo de eufemismos y en todas partes donde se pregunte por el tema. 


Las y los bancarios tenemos que asumir el compromiso de proteger nuestra fuente de trabajo en todo momento. Tenemos la oportunidad de no acompañar a aquellos políticos que tienen como plan inmolar las bases de lo que hacemos y de quienes somos. Somos trabajadoras y trabajadores del BNA, cuidémoslo, no seamos aliados de quienes buscan ser nuestros sepultureros. 

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