

No es ninguna novedad que este año, en el que se cumplen 40 años de democracia, los argentinos vamos a elegir nuevamente en elecciones libres un nuevo presidente. En el escenario actual, y sin menospreciar a ninguna de las fuerzas electorales que se disponen a competir, las últimas encuestas evidencian que la disputa central se dirime entre las fuerzas políticas de Unión por la Patria, Juntos por el Cambio y la Libertad Avanza.
Este artículo recopila los puntos esenciales de las propuestas programáticas de las principales fuerzas políticas que, previamente a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), parecen concentrar en mayor o menor medida las máximas aspiraciones del pueblo argentino. Pero eso no debe hacernos perder de vista lo esencial: en el presente escenario electoral se juegan dos modelos de país y en ellos el futuro de nuestro banco. Ya sea como herramienta fundamental del Estado nacional para el desarrollo económico y soporte de la pequeña y mediana empresa o como la última “joya de la abuela” que se disputan los grupos concentrados del poder financiero internacional que, desde los años noventa, anhelan su extensa red de sucursales, su patrimonio rico en propiedades y su enorme cartera comercial.
A diario, la política se nos presenta como algo ajeno a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, la elección de uno u otro modelo tiene un impacto sideral en nuestra vida. Por ello, es importante realizar un ejercicio de reflexión y pensar qué es lo que se pone en juego a la hora de decidir en el cuarto oscuro.
Con el neoliberalismo al frente del Gobierno Nacional y en la dirección del Banco Nación, el BNA se aleja de su rol productivo y social,
disminuye su rendimiento y, en consecuencia, la discusión con la
patronal gira en torno a cuántos puestos de trabajo podemos sostener, qué derechos podemos defender y cómo evitamos su privatización.




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Los modelos en juego
Si prestamos atención a los gráficos de las páginas 18 y 19 podemos rápidamente identificar que existe un modelo de país donde el Banco Nación es imprescindible, y un modelo de (no)país, de colonia, donde el Banco Nación es prescindible. Es todo eso lo que está en juego.
Tenemos, por un lado, un modelo de país que entiende al Estado como regulador de la economía para garantizar la justicia social, el empleo y la redistribución de los ingresos, en definitiva, un Estado que promueve el desarrollo productivo nacional y pondera al trabajo como ordenador social. Por otro lado, un modelo de colonia, dirigido por el FMI, sumamente dependiente, que propone como solución a todos los problemas librarnos a la suerte del mercado. Es decir, un Estado reducido a su mínima expresión, al servicio de los grandes sectores del poder económico concentrado, una exacerbada cultura del emprendedurismo en detrimento del empleo formal y el uso de la tecnología como reemplazo del trabajo.
Como trabajadores y trabajadoras del Banco Nación, no tenemos dudas de que hay un solo modelo que nos incluye y nos hace protagonistas. Porque de esta manera el Nación alcanza su mejor versión, obtiene sus mejores resultados y podemos discutir con la patronal avances en materia de salarios y derechos. En otras palabras, conseguir acuerdos paritarios por encima de la inflación, avanzar con la ampliación de licencias, obtener gratificaciones extraordinarias y participar en las ganancias del sistema financiero sólo es posible con gobiernos populares.
En cambio, con el neoliberalismo al frente del Gobierno Nacional y dirigiendo al Banco Nación, el BNA se aleja de su rol productivo y social, disminuye su rendimiento y, en consecuencia, la discusión gremial con la patronal gira en torno a cuántos puestos de trabajo podemos sostener, qué derechos podemos defender y cómo evitamos su privatización.
En resumen, este es el ejercicio de reflexión que debemos hacer: ¿hay Banco Nación, estabilidad laboral y futuro con un gobierno neoliberal? En estas elecciones votemos en defensa propia, votemos a favor del Banco y votemos por el crecimiento, el desarrollo y la redistribución del ingreso en la República Argentina.
En estas elecciones votemos en defensa propia, votemos a favor del Banco y votemos por el crecimiento, el desarrollo y la redistribución del ingreso en la República Argentina.
