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REVISTA TEG

Victoria Antola no suele responder apresuradamente. En tiempos de reflexión sobre la necesidad de incluir socialmente a las disidencias de género, una voz suave y segura y ese instante que se toma para desarrollar sus conceptos de manera clara y precisa nos envuelven en una charla riquísima. Con ella recuperamos una parte de la historia al tiempo que revalidamos el significado de luchar por conquistar derechos. Y aprendemos de igualdad y de amor.

Desde 2015 hasta hoy el feminismo viene teniendo un papel central en la agenda pública. ¿Cómo impacta eso en tu vida cotidiana?

 

Yo me atrevería a ir un poco más atrás. De alguna manera el feminismo se redefinió con la teoría queer hacia la década del 90’ (NdR: la teoría queer sostiene que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no están esencialmente inscritos en la naturaleza biológica humana, sino que son el resultado de una construcción social y cultural), con las primeras publicaciones de Judith Butler que llegaron a nuestro país de manera masiva 10 años después. En el 2009 El Género en Disputa se publica en español y eso impacta directamente sobre nuestras vidas, pero no solamente desde la cuestión teórica y epistemológica sino también en la cuestión real de las compañeras trans saliendo a la calle a reclamar por sus derechos. Se hacen visibles para los medios de comunicación como una forma también de protegerse de la policía que, aun cuando se recupera la democracia, siguió haciendo una persecución sistemática. Hasta el 2012 en algunas provincias la policía realizó (en palabras de Marlene Wayar) un “genocidio sistemático de la comunidad trava/trans y de los cuerpos travesti/trans”, y el impacto que tuvo que estas compañeras se visibilizaran fue lo que produjo los cambios que hoy podemos disfrutar las de mi generación.

En medio de todo ese clima de ebullición que de alguna manera tuvo un momento bisagra en el 2010 con la Ley de Matrimonio Igualitario, yo obtuve en el año 2011 mi DNI, que fue el primero de la ciudad de Paraná y el primero de la provincia de Entre Ríos por vía judicial. Ese fallo junto con algunos otros también de nuestro país, sentó precedentes para lo que iba a ser después la Ley de Identidad de Género sancionada en 2012, que tuvo nada más y nada menos que a la Presidenta de la Nación recibiendo a personas trans y otorgándoles el DNI con su identidad en la Casa Rosada. Eso realmente fue un reconocimiento muy importante de parte del Estado hacia nuestra comunidad y cambió gran parte de nuestra vida cotidiana.

En mi caso personal el tema de la identidad también despertó en mí una conciencia política, porque al venir de una familia de clase media que me abrazó y me permitió terminar todos los niveles de estudio incluido el universitario, siempre tuve trabajo como traductora de inglés que es mi profesión. Antes de la Ley yo trabajaba desde mi casa, pero cuando el Estado me entrega mi DNI con el cambio de identidad, empiezo a trabajar en el espacio público, puntualmente en escuelas de nivel medio como profesora de inglés y después cuando me mudo a Buenos Aires en el ámbito privado.

Finalmente, en el Banco Central de la Republica Argentina de la mano de Lohana Berkins, que pensaba que cuando una trans empieza a trabajar en el estado le cambia la vida a esa persona pero cuando entraban muchas cambia toda la sociedad. 

Nuestros cuerpos en la escena pública causan una cierta incomodidad, justamente porque rompen con ese sistema binario que también está de alguna manera ligado a un sistema de producción. No olvidemos que la heteronorma se afianza gracias al capitalismo moderno y a la forma de producción después de la revolución industrial donde los cuerpos son adoctrinados, donde se produce la división sexual del trabajo y se trata a los cuerpos como máquinas divididas en dos géneros exclusivamente entrenados para la producción. Por el sólo hecho de existir, rompemos la ficción de que sólo hay cuerpos masculinos y femeninos. Empezamos a deconstruir la heteronorma que sólo nos propone dos tipos de identidades y formas muy limitadas posibles en cuanto a nuestros deseos.

 

“TENEMOS EL DESAFIO

DE IMPLEMENTAR LA 

INCLUSIÓN LABORAL

TRANS"

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“En la escena pública causamos cierta incomodidad:

rompemos la ficción de que sólo hay cuerpos

masculinos y femeninos”

¿Cómo es un día de Victoria Antola en el BCRA?

 

Yo empecé a trabajar en el Banco Central en septiembre del año 2015 y comencé trabajando en la Subgerencia de Promoción de los Derechos Humanos, que lamentablemente en el 2016 con el cambio de gobierno fue cerrada. Era un área muy interesante que se encargaba entre otras cosas de investigar delitos económicos cometidos durante la dictadura militar, y cuando se cierra esta área yo empiezo a trabajar en el Museo Histórico y Numismático del Banco Central y también por mi inquietud personal propongo capacitaciones al personal basándome en la comunicación A-5728 de 2015 del Banco Central que insta a los bancos a desarrollar talleres que capaciten al personal que atiende al público, que tal vez muchas veces no tienen tanto nivel de prejuicio como de ignorancia respecto a las personas trans y todos los mitos que nos rodean, como por ejemplo, la marginalidad o la prostitución como único destino. Las personas trans en realidad tienen un promedio de vida de 35 años y recaen en la marginalidad porque no acceden a las mismas oportunidades que las personas heterosexuales, como la educación o el derecho al trabajo. Tengo que decir que la institución me ha recibido de muy buena manera y el intercambio con los compañeros ha sido muy rico.

 

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Si pudieras implementar una medida en favor de la inclusión de la comunidad trans al trabajo formal, ¿cuál sería la más urgente?

Sin duda tenemos el desafío de implementar la Inclusión Laboral Trans y en el espacio público. En la provincia de Buenos Aires la ley Diana Sacayan de cupo laboral trans es de 2015 y todavía no ha sido implementada y tenemos mucha esperanza que a corto plazo se logre. Ya hay algunas provincias y municipios, como el caso de Santa Fe, en los que existe el cupo laboral trans y en Entre Ríos, puntualmente el municipio de Paraná, también se aprobó por unanimidad el cupo. Sin embargo, eso es un derecho que debe reconocerse a nivel nacional. El proyecto ya fue presentado formalmente en la Cámara de Diputados y yo creo que es una discusión importantísima que no hay que esquivar.

Es importante hacer la salvedad de la diferencia entre el Cupo Laboral e Inclusión Laboral Trans. En su gran mayoría los proyectos de ley que hacen referencia al cupo tienen entre sus artículos el requisito de idoneidad para ocupar ese puesto. 

Esto puede ser una cuestión tramposa. Las condiciones a las que son sometidas muchas personas trans (rechazo familiar, expulsión escolar, falta de acceso a la salud) determinan obviamente que esta persona no pueda cumplir con esos requisitos de idoneidad. Lo cual nos deja en un círculo vicioso ya que la misma razón que nos excluye es aquella que nos permitiría acceder al empleo.
La Inclusión Laboral Trans implica que la institución o empresa se comprometa, no sólo a emplear a esta persona, sino también a acompañarla en su desarrollo personal, que sin duda será una inversión a futuro, ya que los conocimientos, capacidad y perspectiva única de una persona trans aportarán un valor agregado a dicha institución o empresa.

​“Estoy convencida de que el

motor de cambio es el amor. 
El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar

el mundo”. 

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Lohana Berkins, activista y referenta histórica de la lucha por los derechos de las personas trans”

“Lohana Berkins pensaba que cuando una persona trans empieza a trabajar en el Estado le cambia la vida a esa persona, pero cuando entran muchas cambia toda la sociedad”

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¿Y en el ámbito de nuestra actividad, los bancos?

 

Las personas trans somos productoras de conocimiento y desde nuestra subjetividad podemos aportar mucho a las instituciones bancarias. En este caso ya hay informes y documentos, patrocinados por el Banco Mundial del año 2014, que hablan del costo de la exclusión versus el costo de la inclusión y llegan a las conclusiones, para nada sorprendentes, de que la exclusión es mucho más costosa.

Hoy en día existen organismos privados como el grupo Red por la Diversidad que capacita a las empresas privadas para ir adaptando sus espacios para incluir a la diversidad y esto, además de una cuestión obvia de los Derechos Humanos y el beneficio que esto puede traer a la empresa el prestigio internacional por reconocer a la comunidad  LGBTIQ+, tiene que ver con una mejora de la productividad porque sin duda un empleado que puede desarrollarse y ser plenamente en el espacio laboral va a ser mucho más productivo. Eso es algo que muchas empresas lo están entendiendo y estaría muy bueno y sería muy importante que los bancos también lo entiendan.

Por eso valoro la actitud de Sergio Palazzo quien preocupado por estos temas me recibió para conversar, sobre de qué manera se podría empezar a incluir a personas trans en el ámbito bancario teniendo en cuenta la normativa del Central y la voluntad del gremio de aceitar esta cuestión.
 

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